Este artículo ha sido encargado por varios medios a los que se lo ofrecí y por los que fue aceptado pensando tal vez que era un tema interesante que se iba a reducir a cuatro anédotas y cinco o seis drirecciones interesantes. Indefectiblemente ha quedado en los cajones de las largas y "los ya te diré". La caída del status quo mercantilista de la música duele a muchos pero no tiene remedio.
MÚSICA E INTERNET
Metallica, cuarteto millonario de heavy metal, denuncia ante los tribunales de justicia californianos a Napster, servidor de intercambio de archivo entre particulares. Estamos en abril del año 2000 y subrepticia y solapadamente Internet está cambiando drásticamente el mundo musical.
Diez años después, Internet es el entretenimiento favorito del 25 por cien de la población planetaria. Instrumento obligatorio de trabajo y documentación para unos y de comunicación para otros, se ha convertido en una utilidad impagable en la promoción y distribución musical. Pero los cambios que ha generado en el mundo de la música han sido demoledores y los usos y costumbres establecidos desde que Edison patentase su fonógrafo en 1878 se derriten ante nuestros ojos como azúcar en el café. Los hábitos de consumo del público y la vida misma del artista se alteran drásticamente mientras toda una industria está al borde de la bancarrota.
El público es sin duda el más favorecido con el nuevo orden de cosas musicales. En contacto directo con el artista a través de la Red, su papel espectador se vuelve activo y adquiere capacidad de opinar y decidir. En 2007 Radiohead vendieron más de un millón de copias de su álbum digital a cambio de la voluntad, pero ya en 2001, el grupo progresivo británico Marillion, sin contrato discográfico y totalmente desconectado de las modas y tendencias del momento, no tuvo más remedio que financiar la grabación de su álbum Anoraknophobia a través de suscripciones de sus fans y no es nada raro que los músicos confíen en sus seguidores para seleccionar sus singles y la música de ambiente para las esperas de conciertos y festivales. (Continuará)
MÚSICA E INTERNET
Metallica, cuarteto millonario de heavy metal, denuncia ante los tribunales de justicia californianos a Napster, servidor de intercambio de archivo entre particulares. Estamos en abril del año 2000 y subrepticia y solapadamente Internet está cambiando drásticamente el mundo musical.
Diez años después, Internet es el entretenimiento favorito del 25 por cien de la población planetaria. Instrumento obligatorio de trabajo y documentación para unos y de comunicación para otros, se ha convertido en una utilidad impagable en la promoción y distribución musical. Pero los cambios que ha generado en el mundo de la música han sido demoledores y los usos y costumbres establecidos desde que Edison patentase su fonógrafo en 1878 se derriten ante nuestros ojos como azúcar en el café. Los hábitos de consumo del público y la vida misma del artista se alteran drásticamente mientras toda una industria está al borde de la bancarrota.
El público es sin duda el más favorecido con el nuevo orden de cosas musicales. En contacto directo con el artista a través de la Red, su papel espectador se vuelve activo y adquiere capacidad de opinar y decidir. En 2007 Radiohead vendieron más de un millón de copias de su álbum digital a cambio de la voluntad, pero ya en 2001, el grupo progresivo británico Marillion, sin contrato discográfico y totalmente desconectado de las modas y tendencias del momento, no tuvo más remedio que financiar la grabación de su álbum Anoraknophobia a través de suscripciones de sus fans y no es nada raro que los músicos confíen en sus seguidores para seleccionar sus singles y la música de ambiente para las esperas de conciertos y festivales. (Continuará)