Continuando con lo anterior: no creo en conspiraciones -¡los secretos son tan difíciles de guardar!- pero bien cierta es la identificacion de la silueta de la mujer con lo grotesco, con la botifarra y con la morcilla de Burgos. Mientras el traje de señor está diseñado para la comodidad y para realzar el porte y la dignidad del que lo lleva, la moda femenina parece ideada con la mala idea de revelar defectos y desproporciones. Y de ser incómoda.
De este modo se ha generalizado una línea de pensamiento conformista, derrotista y mercantilista convencida de que sólo la cirugía estética consigue que la ropa siente bien y que la figura femenina resulte agradable a la vista (hablamos de elegancia y armonía, no de trompetazo sexual). También existe en la mentalidad moderna la idea de que los dioses han bendecido una élite de seres privilegiados diferentes congénitamente de las citadas morcillas de Burgos que son las modelos. "Pero son muy jovencitas", nos dicen como consuelo: si has nacido mujer y no pasas por el quirofáno tu destino es la morcilla ¡Y te aguantas! Puedes ser banquera, ministra, jueza, militara y torera -te dice la sociedad- pero dentro de ti existe una morcilla reventona y bulbosa puganando por salir a flote.
¿Es eso cierto por obra y gracia de los designios de la cruel Madre Natura? Pues no: gorda o delgada, joven o vieja, la morcilla andante sólo cobra vida porque la ropa la crea. Ropa mal cortada y mal confeccionada en la que se han ahorrado centímetros en las zonas más conflictivas con la vieja y reaccionaria excusa de que si no te cuesta dinero ¿cómo pretendes te siente bien?
Lo dicho: ¡Boicot a los confeccionistas enemigos de la dignidad femenina! Belleza, elegancia y calidad no son indefectiblemente sinónimos de lujo.
PD: La foto es de la expo del Theatre de la Mode creada en 1946, cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, la línea de pensamiento general buscaba contrarestar el recuerdo de los horrores de la guerra con belleza, elegancia y calidad.