ONDA SINIESTRA. Este movimiento, el más peculiar surgido en los patéticos años 80, ha sido suficientemente comentado en la sección internacional de este libro. En su versión española siguió con toda fidelidad los postulados londinenses sin aportar nada propio, excepción hecha de las grandes dosis de provincianismo carpetovetónico habituales entre los más fieles seguidores de las modas anglosajonas que normalmente no saben siquiera el inglés y se limitan a repetir esquemas mal aprendidos de segunda mano.
Con el paso de los años, y en contra de todo pronóstico y de cualquier moda ética y estética de cada momento, la supervivencia obsesiva de las peluconas y siniestras en las ciudades de provincias y barrios periféricos de las grandes ciudades de toda Europa, ha convertido a esta, otrora repelente, tribu urbana en una casta de parias despreciados por todos los bienpensantes musicales que, aunque sólo sea por mantener viva la filosofía del “¿De qué se trata? Que me opongo” en estos tiempos de aborregamiento y conformismo, se ha ganado todas nuestras simpatías. Ahora les llaman las góticas.
Representantes musicales: Décima Víctima, Dinarama + Alaska, Parálisis Permanente, Seres Vacíos, Gabinete Caligari, Morticia y los Decrépitos, Alphaville.